Turismo en Cuba urge de grandes inversiones y cambios de estrategias

HCG BUSINESS INTELLIGENCE UNIT

Cuba enfrenta un proceso de reestructuración de su modelo económico, a partir de la puesta en marcha de un grupo de reformas que se iniciaron en el 2010– muy lentas y limitadas por el momento-, las cuales pretenden reorganizar y desarrollar la economía del país y al mismo tiempo eliminar la dependencia económica externa.

Este proceso de transformación es un gran reto para las autoridades cubanas dado el alcance que tiene, pues involucra a todos los sectores de la economía e implica la eliminación de viejas doctrinas y políticas de trabajo que hoy constituyen gigantescas barreras que necesitan ser removidas para dar paso a un proceso renovador, que impulse el desarrollo de las fuerzas productivas en toda su plenitud y capacidad.

Una de las partes más difíciles del proceso es el cambio de mentalidad estratégica que se requiere para poder avanzar de forma eficiente. Esto implica concebir una economía más abierta sustentada sobre nuevas leyes que dinamicen los procesos productivos y permitan una rápida inserción de Cuba en la economía mundial.

Un sector clave que puede ser uno de los motores transformadores de este proceso, es la industria del turismo, la cual se encuentra viviendo unos de los momentos más cruciales de su historia.  

El nuevo escenario

El deshielo de las relaciones entre los gobiernos de Cuba y EE.UU ha impactado fuertemente en la infraestructura turística de la isla. El sueño de que algún día se abrirían las puertas al turismo norteamericano  se realizó súbitamente - aunque todavía de forma muy limitada -con una tremenda avalancha de viajeros atraídos por el mito de la “fruta prohibida”. Estos hechos convirtieron a EE.UU de la noche a la mañana en el segundo emisor de turistas a Cuba, llevando al límite a la capacidad de hospedaje del país. Dicho fenómeno ha puesto en aprietos a una infraestructura que no estaba preparada para un impacto de esta envergadura.

Por otra parte, el efecto dominó del deshielo ha hecho crecer también a los principales mercados emisores europeos, los cuales también han subido dos dígitos sus índices de crecimiento en los últimos dos años, dando lugar a una subida abrupta de los precios de hospedaje nunca vista en el mercado cubano.

Este nuevo escenario surge en un momento en que otros destinos del Caribe ofrecen un producto turístico superior en variedad y en calidad que el cubano,  a donde decenas de millones de turistas de todas partes del mundo viajan anualmente para pasar su tiempo libre.

En los últimos 20 años destinos como Cancún, Rivera Maya, República Dominicana, Bahamas y Puerto Rico han invertido cientos de millones de dólares en sus respectivas infraestructuras turísticas. Las inversiones van desde fastuosos campos de golf, resorts de lujos, espectaculares hoteles categorías 4 * y 5 *, hasta modernas terminales para recibir gigantescos cruceros. Estos mercados por mucho tiempo tomaron ventaja, tanto de las oportunidades que le ofrecía el embargo sobre Cuba respecto al acceso al mercado norteamericano, como de la política poco agresiva de las autoridades cubanas para desarrollar la infraestructura turística del país.

A pesar de ser Cuba la isla más grande del Caribe y tener un enorme potencial geográfico y condiciones naturales excepcionales para convertirse en un líder turístico en la región, su infraestructura ha quedado a la zaga de los mercados anteriormente mencionados. En las últimas dos décadas el país ha desarrollado una decena de atractivos polos turísticos que en la actualidad no son explotados a su máxima capacidad y que requieren de grandes inversiones en infraestructura para su actualización, expansión y desarrollo.

Infraestructura actual obsoleta y limitada

En los últimos años la oferta turística cubana no ha mostrado cambios significativos en su estructura, debido principalmente a las restricciones financieras y al enfoque estratégico atrasado con que ha sido concebido su desarrollo, el cual requiere ser actualizado con urgencia.

Los principales nudos que presenta la industria turística cubana actual son: limitada capacidad de hospedaje, falta de mantenimiento de las instalaciones existentes, baja calidad de los servicios, bajos salarios de la fuerza laboral, limitados recursos materiales y financieros, atraso tecnológico y escasa oferta en las telecomunicaciones, déficit profundo en el transporte, deterioro y obsolescencia en la infraestructura (aeropuertos,  puertos, carreteras), poca variedad en la oferta de entretenimiento, alta concentración de la capacidad de hospedaje en manos del estado y dualidad monetaria.

El enfoque estratégico adoptado por el Ministerio del Turismo ha estado dirigido a incentivar el turismo masivo de sol y playa basado en los paquetes de todo incluido. Por lo que las inversiones en el desarrollo de la planta hotelera del país fueron dirigidas fundamentalmente a la geografía alejadas de las grandes ciudades llenas de una riqueza cultural e histórica de gran valor, que no son explotadas a toda su capacidad, con excepción del Casco Histórico de La Habana, el cual ha tenido un plan de restauración que ha permitido reanimar la zona como un destino turístico importante en el país. De ahí el desarrollo masivo de la infraestructura hotelera en zonas del litoral, como Varadero, los Cayos al norte de Villa Clara y Ciego de Ávila y en las playas al Norte de Holguín.

La infraestructura de alojamiento en las ciudades ha sido mejor desarrollada por el sector privado que por las cadenas hoteleras estatales. El sector privado ha crecido mucho en los últimos años de la mano de los emprendedores que se dedican al negocio de la renta de casas y habitaciones. Ellos han llenado el vacío de hospedaje existente en las ciudades y han absorbido una buena parte de la demanda turística del país. Los ejemplos más notables son Viñales, Trinidad y La Habana, donde el sector privado supera al estatal en capacidad de hospedaje. Ver Figura 1.

Figura 1. Capacidad de hospedaje controlada por el estado y por el sector privado en los territorios de Viñales, La Habana y Trinidad, 2016

Fuente: Elaborado por Havana Consulting Group HCG a partir de los datos publicados por la el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y estudios realizados por HCG Business Intelligence Unit en los territorios de Viñales, La Habana y Trinidad.

Nota:*-Información emitida por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Socia, 2016.

          **- Información recopilada HCG, 2016.

 

De las 29,090 habitaciones disponibles para atender la demanda turística en los territorios de Viñales, La Habana y Trinidad de forma conjunta entre el estado y el sector privado en 2016, el 68.96% pertenecían a los emprendedores cubanos mientras que el 31.04% pertenecían al estado.

Este rápido crecimiento de la participación del sector privado y el estancamiento del sector estatal se debe principalmente a la diferencia en los costos de construcción entre ambos sectores y a la rapidez de ejecución de la inversión. En el sector privado, el costo de renovar una habitación varía de $500 a $1,500. El costo de construir una nueva habitación en el sector privado oscila entre $ 3,000 y $ 5,000. Mientras que el costo promedio de una habitación construida por el estado varía de $150.000 a $200.000, dependiendo de la categoría del hotel.

La capacidad de hospedaje estatal (cadenas de hoteles y otros establecimientos en manos de empresas estatales) se mantuvo casi constante en los últimos seis años a pesar de las inversiones realizadas en los principales polos turísticos del país. Según los datos publicados por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), en el período 2011-2013 la capacidad de hospedaje en la isla decreció un 19,6% en número de hoteles y 5.33% en número de habitaciones. Los hoteles categorías 5* y 4* crecieron en un 11.11 y 8.22 % respectivamente. El resto de las categorías disminuyeron: los de categorías 3* cayeron un 15.83%, los 2* un 9.23% y los 1* un 70.24%. En el período 2014-2016 hubo un ligero crecimiento del 2% en el número de hoteles y una ligera disminución en el número de habitaciones (-0.10%.). Ver Figura 2.

Figura 2. Capacidad de hospedaje controlada por el estado, hoteles y número de habitaciones, 2011-2013 (antes del deshielo) y 2014-2016 (después del deshielo).

Fuente: THCG and TECH, a partir de los datos publicados por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI)

Como se puede apreciar, el número de habitaciones no varió prácticamente en ambos períodos, 53,623 en los tres años antes del deshielo y 53,396 en los tres años después del deshielo. La capacidad de hospedaje disminuyó en 227 habitaciones.

Conclusiones

La realidad actual muestra que Cuba ha tenido un abrupto crecimiento turístico producto del deshielo, el cual ha llevado al tope sus capacidades de hospedaje y ha puesto en un punto crítico la infraestructura turística de la isla. El nuevo escenario constituye una excelente oportunidad para atraer grandes inversiones en la infraestructura del sector turístico cubano. Sin embargo, es necesario un cambio de estrategia con vista a desarrollar un producto turístico más integral, que permita atender a todos los segmentos del mercado tanto nacionales como extranjeros con una gama de productos sofisticados, especializados y modernos. Esto implica un gran reto para las autoridades cubanas de saber aprovechar el boom turístico que está viviendo el país y no dejar escapar esta oportunidad de oro para revitalizar la industria turística y la economía en general.

El primer gran reto es el cambio de mentalidad empresarial que requiere el gobierno cubano que permita salir del fastidio burocrático que constituye la economía centralizada y sus planes huecos de crecimiento, por lo general de espaldas al mercado, ausentes de análisis de costo-beneficio y de rigurosos estudios de mercado, que a la postre en 60 años no han conducido al desarrollo del país, sino a todo lo contrario.

La nueva mentalidad tiene el gran reto de atraer la inversión extranjera, pero para ello debe primero hacer un profundo cambio legislativo, que permita liberar las fuerzas productivas y dar libre participación a los nuevos actores de la economía: empresas privadas, cuentapropistas, cooperativas, empresas mixtas, y toda forma de propiedad no estatal. Esto ayudaría a descentralizar y agilizar las inversiones de donde quiera que vengan y crear un ciclo rápido de generación de riquezas y de creación de capital.

Cuba posee excelentes condiciones geográficas y naturales para lograr un desarrollo turístico de primer nivel en el Caribe. Además, cuenta con los recursos humanos necesarios para dar el salto. Sin embargo, el sistema económico centralizado carece de las leyes y la flexibilidad necesaria que permita dar respuesta a este nuevo escenario. El gobierno cubano se encuentra en la hora decisiva para hacer los cambios que permitan desarrollar la industria turística y la economía del país, traer la prosperidad y el desarrollo a millones de cubanos y convertir a Cuba en la metrópolis turística del Caribe.

  

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