Por Emilio Morales
La pandemia del COVID-19 ha cambiado la vida diaria de todo el planeta, la dinámica de los negocios, las hábitos y costumbres de las personas, y una larga lista de cosas. Dentro de este fenómeno, en el caso particular de Cuba uno de los negocios más lucrativos y que más soporte da a la población y al gobierno es el negocio de las mulas. El tema de las mulas a primera vista no es lo que parece, hay mucha historia oculta detrás de este negocio.
El negocio de las mulas en Cuba es un negocio muerto en estos momentos. Si no hay vuelos a Cuba no hay negocio, es así de sencillo. Hay muchos perdedores en este escenario: el gobierno cubano, las propias mulas, los proveedores de las mulas y las personas en Cuba que se benefician del mercado de las mulas.
El negocio de las mulas es un aceitado y bien maquinado negocio creado e implementado por la inteligencia cubana, no es un fenómeno espontáneo de personas que se arriesgan a salir a comprar mercancías para después venderlas en la isla en el mercado informal. En realidad, esto último es una fachada que se ha construido y sofisticado muy eficientemente al paso del tiempo.
Este negocio surgió hace muchos años, y fue creado por el gobierno cubano a partir de la necesidad de importar mercancías y dinero para evadir el muro del embargo impuesto por el gobierno de EE.UU.
En este negocio el gobierno cubano gana cientos de millones de dólares anualmente. Desde el cobro de los servicios consulares (actualmente la habilitación y actualización del pasaporte cuesta 450 USD, el cual hay que renovar cada dos años), hasta el cobro de los pasajes aéreos, el impuesto de aeropuerto y las tarifas por entrar mercancía al país. Las mulas no pueden viajar si no tienen pasaporte cubano, justo ahí es donde comienza la maquinaria de hacer dinero creada por la inteligencia cubana.
Este negocio comenzó en los años 80 cuando comenzaron los llamados "viajes de la comunidad". ¿Quienes viajaban en esos viajes? Los cubanos que había salido de Cuba, sobre todo los que se fueron desde los 80, cuando la crisis del Mariel, y posteriormente los que se fueron a raíz de la crisis de los balseros y las subsiguientes oleadas migratorias que han ocurrido con el paso del tiempo.
Con este mecanismo de válvula de escape, el gobierno cubano garantizaba dos cosas fundamentales: a. eliminaba presión social; b. creaba una vía expedita para la entrada de mercancías y divisas al país que daba oxígeno a la moribunda economía cubana.
El éxodo del Mariel resultó ser la válvula de escape que usó el gobierno cubano a comienzos de la década de los 80, para eliminar el descontento y la presión social que existía en la isla por la inoperancia e ineficiencia del modelo económico y político creado por los hermanos Castro.
Esta operación sirvió para sembrar y fertilizar el negocio de las mulas que se implementaría años más tarde. Primero crearon una red comercial y de servicios conformada por decenas de pequeñas agencias, principalmente ubicadas en el sur de la Florida. Estas agencias se dedicaban en un principio a ofrecer servicios para trámites legales y migratorios, gestión de visas y venta de boletos aéreos para los viajes a Cuba. Posteriormente estas agencias fueron extendiendo su negocio hacia otros rubros muy lucrativos, como el envío de mercancías, el envío de remesas en efectivo y las recargas de teléfonos celulares[1].
Con el pasar del tiempo este negocio fue creciendo y creciendo hasta convertirse en un negocio multimillonario que mueve alrededor de 8 billones de dólares en envíos de remesas en efectivo, envío de mercancías, servicios consulares, ventas de boletos aéreos, etc.
La génesis de este negocio radica en separar a la familia
La premisa más importante de este negocio es tratar de mantener separada a la familia por el mayor tiempo posible, esto permite el flujo de dinero y mercancías por un prolongado período de tiempo, garantizando de esta manera que los ciclos de envío mantengan una frecuencia estable. La otra premisa es hacer crecer el ejército de migrantes, de esta forma se asegura un crecimiento en el volumen de envío de dinero y de mercancías. Por consiguiente, esto tiene un efecto directo en el crecimiento de los servicios de habilitación de pasaportes, aumento del volumen de venta de pasajes aéreos, mayor recaudación en el cobro de impuestos por el uso de aeropuertos, mayor cobro de impuestos por la entrada de mercancías, además de alimentar otros lucrativos negocios que controla el gobierno cubano, como son la renta de autos y el hospedaje en los hoteles, que con alta frecuencia los emigrados hacen invitando a sus familiares que viven en la isla.
Antes de ser promulgada la nueva Ley Migratoria a través del Decreto de Ley 302[2] el 11 de octubre de 2012 y que se hizo efectiva en enero 14 de 2013, emigrar de Cuba era muy difícil, era como emprender un escape como el de la legendaria película “Escape de Alcatraz”. Al estar muy limitada la emigración de por una vía legal, la emigración ilegal se convirtió en la forma más común de emigrar del país.
Durante ese prolongado período de tiempo los emigrados cubanos eran personas que por alguna razón de trabajo viajaban al exterior y aprovechaban el viaje para desertar y tratar de llegar principalmente a los Estados Unidos, gracias a la ley de ajuste cubano que les permitía legalizar su estatus migratorio rápidamente. Bajo este esquema emigraron miles de profesionales que salían en misiones de trabajo: médicos, maestros, ingenieros, funcionarios de gobierno que viajaban a algún evento internacional a pasar algún curso o entrenamiento, así como deportistas, artistas, etc. También emigraban personas que salían de Cuba de forma clandestina en rústicas embarcaciones o en embarcaciones que eran gestionadas por traficantes de personas. Todas estas personas que salían del país de forma ilegal o desertaban no podían regresar a la isla en 8 años -todavía esa medida está vigente-, por lo que miles de familias quedaron atrapadas en esa fastidiosa, dolorosa y dura separación.
Desde el mismo momento que un cubano decidía no volver a su país, de alguna manera, de forma automática se convertía en una mula. Desde ese momento, el reto de su vida no solo era abrirse paso en un nuevo país y sacrificarse por su familia con la esperanza y el objetivo de sacar del país a sus seres queridos para volver a reunirse; sino de mantenerlos y apoyarlos económicamente mientras se construía la larga y desgarradora ruta de la reunificación. En ese instante, el emigrado se convertía en la mula que enviaba dinero y mercancías para ayudar a su familia, y el gobierno cubano lograba incrementar su ejército de emigrados que daban oxígeno a la moribunda economía de la isla. A esta mula la podemos clasificar como mula nostálgica o mula rehén.
Esto explica como las olas migratorias que se han producido en la isla a lo largo de 60 años han tenido un carácter cíclico, con promedio de 10 años entre una y otra. La ola migratoria que dio origen al negocio de las mulas fue la del puerto de Mariel. Este suceso permitió salir del país a alrededor de 125,000 cubanos.
La mayoría de los marielitos -así fue como les llamaron a los emigrados cubanos que se fueron por el Mariel-, dejaban atrás a sus familias. La reunificación familiar de estas familias tomó muchos años, incluso una parte de estos migrantes todavía no han podido reunificarse.
A mediados de la década de los 80 comenzaron los llamados “viajes de la comunidad” a la isla. Esto permitió la visita a la isla de miles de emigrados que se fueron por el Mariel. La logística de esta operación fue montada por la inteligencia cubana. Primero creó una red de agencias de viajes en el sur de la Florida, principalmente en Miami. Ese fue el surgimiento de MARAZUL CELIMAR[3] y HAVANATUR S.A[4], ambas empresas pertenecían a la Corporación CIMEX[5] que era manejada en aquel entonces por el Ministerio del Interior, por el mismo grupo que coordinó el tráfico de drogas con el cartel de Pablo Escobar en la década de los 80 y que terminara en la famosa Causa I y Causa II de 1989 y que le costara la vida al general Ochoa, al coronel Antonio la Laguardia y 20 años de cárcel al Ministro del Interior Juan Abrantes respectivamente.
Todas estas agencias fueron registradas en Panamá y eran las encargadas de realizar todas las operaciones de venta de pasajes, trámites migratorios y demás servicios que las agencias de viajes establecidas en Miami les brindaban a los emigrados cubanos. La mayoría de estas agencias en Miami eran operadas por agentes encubiertos del gobiernos o testaferros simpatizantes con el régimen, que en algún momento también sirven de agentes de influencia en la comunidad del exilio cubano, sobre todo, con la misión de dar apoyo político al gobierno cubano en su lucha contra el embargo.
Para los emigrados que viajaban a la isla, se creó una red de tiendas en el país para que pudieran comprar en divisas algunos tipos de mercancías, ropa, calzado, comida y demás misceláneas a sus familiares en la isla. Así comenzó a gestarse en grande el negocio de las mulas. En aquel entonces la circulación del dólar en Cuba era penada por la ley, por lo que los emigrantes cubanos que viajaban a Cuba tenían que cambiar los dólares por los llamados chavitos. A estas mulas la podemos llamar mulas comunitarias.
El período especial y el apogeo del negocio de las mulas
Ya a finales de la década de los 80 y principios de los 90 cuando desaparece el campo socialista de Europa del Este y la Unión Soviética, la economía cubana cae en la crisis del “Período Especial”. Al perder el 85% de sus mercados el gobierno comunista no tuvo otra alternativa que abrirse a la inversión extranjera, el desarrollo del turismo, permitir la circulación del dólar, permitir el trabajo por cuenta propia, permitir los envíos de remesas en efectivo, entre otras medidas, para poder salir de la crítica situación.
En el año 1994 se produce la célebre crisis de los balseros, lo cual permitió salir del país a varias decenas de miles de cubanos, 30,000 de ellos fueron a parar a la base naval de Guantánamo. Como resultado de esta crisis se hizo una negociación entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, dando lugar a los acuerdos migratorios, el cual establecía que EE.UU daría una cuota de migración de al menos 20,000 visas anuales a los cubanos para emigrar a los Estados Unidos.
Esto garantizaba al gobierno cubano dos cosas, un constate alivio a la presión social motivada por la crisis, al servir esto de válvula de escape y garantizar 20,000 nuevas mulas al año, a las cuales antes de salir se les cobraba 150 dólares individualmente para el pago de la tarjeta blanca (permiso de salida definitivo).
En este nuevo escenario el negocio de las mulas aumentó considerablemente. El gobierno cubano comenzó a estimular los viajes de los migrantes cubanos, para ello la Corporación CIMEX a partir del año 1993 cuando se permitió la libre circulación del dólar y se autorizó el envío de remesas, creó una extensa red de tiendas en divisas para crear un mercado minorista totalmente dolarizado. Este negocio estaba dirigido a los cubanos que recibían remesas del exterior y a los migrantes y turistas que viajaban a la isla. En ese entonces hubo un boom en el surgimiento de cadenas de tiendas dolarizadas que se extendían por todo el país, tales como: “Tiendas Panamericanas”; la red de Gasolineras “SERVICUPET” y “ORO NEGRO”, la cadena de comida rápida “El Rápido”, la cadena de tiendas “PHOTOSERVICE”, HAVANAUTOS S.A[6], la red de tiendas CUBALSE, la red de tiendas TRD CARIBE, entre otras.
Los migrantes cubanos viajaban en vuelos chárteres que eran gestionados por las agencias creadas en el Sur de la Florida y que estaban conectadas con las agencias creadas en Panamá, las cuales eran las encargadas de recaudar el dinero de las operaciones que se hacían en el sur de la Florida. El número de estas agencias en el sur de la Florida fue creciendo al aumentar la demanda de los viajes. También creció el número de servicios que ofertaban. Ya no eran solamente los trámites migratorios, la habilitación del pasaporte y la visa, a esto se sumaba el servicio de enviar dinero en efectivo y mercancías. A finales de los 90 y a comienzo de los 2000 esta red de agencias pasaba de 100. Para ese entonces agregaron a sus servicios la reserva de hoteles y renta de autos. Mientras tanto, el flujo migratorio se alimentaba cada año con 20,000 cubanos que emigraban legalmente y otros tanto que lo hacían de forma ilegal, los cuales llegaban en lanchas, balsas o cruzaban la frontera mexicana. En otras palabras, era toda una industria que sumaba cada vez más y más mulas y generaba cada vez más millones y millones de dólares. A estas mulas de nueva generación le podemos llamar las “mulas balseras”
Las remesas en efectivo aumentaban su volumen año tras año, lo mismo ocurría con los envíos de mercancías. También se incrementaron los viajes de los vuelos chárteres a Cuba, y los vuelos que se hacían en la ruta Miami-Nassau-Habana.
Para controlar los envíos de remesas a la isla la Corporación CIMEX había creado en 1988 la empresa panameña AMERICAN INTERNATIONAL SERVICES S.A. (AIS), con número Folio Nº 209034. Para el año 2000 el ejército de mulas ya había crecido considerablemente.
Para tener una idea del volumen que fue tomando este negocio año tras año, solo basta comparar los envíos de remesas en efectivo en 1993 (242 millones de dólares), el año 2000 (986 millones de dólares), el 2010 (1,920 millones de dólares) y el 2019[7] (3,716 millones de dólares). Este último año, alrededor del 45% de las remesas recibidas llegaron a través de mulas.
Obama y el deshielo: boom y cambio de la dinámica del negocio de las mulas
Cuando en el 2009 el presidente Obama llega a la Casa Blanca, una de las primeras medidas que tomó fue liberar los viajes de los cubanos -americanos a la isla, que en ese entonces era 1 vez cada tres años y los envíos de remesas que eran de solo 300 dólares por cuatrimestre. A partir de entonces los cubanos podrían viajar tantas veces en el año como quisieran y podrían enviar hasta 10,000 dólares diarios.
En el 2010 el gobierno cubano comienza una tímida apertura económica y permite alrededor de 200 modalidades para ejercer el trabajo por cuenta propia. Esta combinación de factores hizo nacer un nuevo escenario donde el negocio de las mulas creció considerablemente. A través de las mulas se financiaron miles de negocios privados y se movieron cientos de millones de dólares en mercancías y productos. A estas mulas las podemos clasificar como mulas de negocios.
El negocio toma tal dimensión que el número de agencias que ofrecían servicios a los migrantes cubanos pasaban de 400. Ya la mercancía no solo viajaba con las mulas, también se enviaban por contenedores a través de las agencias que tenían contrato con otra empresa cubana llamada CUBAPACK, la cual era y sigue siendo manejada por la Corporación CIMEX. La demanda de equipos y productos para el naciente sector privado crecía vertiginosamente, en la medida que los exitosos emprendedores cubanos hacían crecer sus negocios a lo largo de todo el país. Por esa vía de envíos de mercancías por agencias viajaban cocinas industriales, herramientas de construcción, muebles, plantas eléctricas, refrigeradores, lavadoras, piezas de autos[8], equipos para salones de belleza[9], neveras, mobiliario para restaurantes, equipos electrodomésticos, y cientos de productos más. Para ese entonces las agencias incorporaban un nuevo servicio: la recarga de celulares[10], dando lugar al nacimiento de la mula electrónica o mula digital.
El 14 de enero del 2013 entraba en vigor la nueva ley migratoria, la cual eliminaba la famosa tarjeta blanca y permitía a los cubanos viajar al exterior y estar fuera por 24 meses. Esta medida desató un boom de viajes de los cubanos al exterior, por lo que surgió un nuevo segmento de mulas: las mulas nacionales o emprendedoras.
Este nuevo segmento de mulas creo un mercado mayorista a distancia[11]. Miles de cubanos comenzaron a viajar al exterior para comprar mercancías y después venderlas en la isla. Para ellos se crearon varias rutas, siendo los principales mercados para abastecerse: EE.UU. (Miami), Panamá, México (Cancún y DF), España, Ecuador, Rusia, Haití, República Dominicana, Nicaragua, Guyana, Trinidad y Tobago y Surinam.
Uno de los aspectos más novedosos de este mercado mayorista a distancia creado por los emprendedores cubanos es el nivel de especialización que tiene. Las personas dedicadas a este negocio de especializan en la compra y venta de diferentes tipos de productos que pertenecen a diferentes nichos de mercado. Entre los productos que comercializan estas redes de vendedores, puedes encontrar desde una moto eléctrica -- que en el mercado cubano se vende a 2,000 USD y que en Panamá cuesta unos 1,000 USD -- hasta electrodomésticos como refrigeradores de dos puertas, lavadoras, aire acondicionados y muebles, los cuales son transportados por vía marítima. Las misceláneas como ropa, zapatos, y demás productos son transportadas por lo general por vía aérea en pequeños paqueticos de 1.5kg, en los cuales suelen incluirse 30 o 40 blúmeres o calzoncillos, sandalias o chancletas agrupadas en cinco o seis pares, pullovers, blusas, camisetas, ropa de bebé, etc.
Los emprendedores cubanos aun con las limitaciones que imponía el gobierno lograron montar un sistema de venta mayorista a distancia, que funcionaba con la eficiencia de un reloj suizo. El sistema logró un nivel de rotación de inventario mucho óptimo que el de las cadenas minoristas dolarizadas en manos el gobierno, pues trabaja en función de las necesidades del mercado. Su logística está basada en una red que tiene una capilaridad tan fuerte que le permite llegar a todas las regiones del país con un bajo costo, pues no requiere de almacenamiento de mercancías, pues estas llegan al consumidor final prácticamente por encargo. Su fuente de financiamiento era directa, derivada de la propia venta y no requiere de préstamos bancarios, ni aprobaciones superiores para ser ejecutadas. El financiamiento funciona en base a la oferta y la demanda, y las ganancias que dejan las ventas son lo suficientemente rentables como para poder acometer nuevamente una y otra vez el mágico ciclo del proceso compra-envío-recepción-distribución-venta.
Este mercado mayorista a distancia que se producía entre las rutas Miami-Cuba y Panamá-Cuba se estima que tenga un valor de entre unos 1,500 y 2,000 millones de dólares anuales. El mercado mayorista a distancia creado por los emprendedores cubanos es otro de los sectores en donde el sector privado cubano competía con mucha fuerza con las empresas estatales.
En diciembre de 2014 se produce el deshielo entre los gobiernos de ambos países, lo que dio lugar a la autorización de los vuelos regulares desde Estados Unidos a Cuba, para lo cual fueron autorizadas varias líneas aéreas a volar a 10 destinos en la isla, además de autorizar los viajes de turistas norteamericanos en 12 categorías. Esto desató el boom turístico del mercado norteamericano y al mismo tiempo la fiebre de emprendimiento en la isla crecía a un ritmo vertiginoso, lo cual trajo el nacimiento de una clase media que generó un nuevo balance de poder en la economía cubana[12]. Este nuevo escenario mostraba que el negocio de las mulas se salía del control del aparato de Inteligencia cubano. Es en ese momento cuando el gobierno para en seco las reformas económicas emprendidas en la isla[13] y comienza a establecer nuevas medidas para frenar y limitar la expansión del sector privado. De igual manera comenzó un fuerte cerco a estas nuevas mulas emprendedoras, pues muchos emprendedores comenzaron a exportar capital dada las nuevas limitaciones que no permitían hacer crecer el sector privado[14]. Esto trajo como consecuencia que el gobierno comenzara a implementar nuevas medidas para comenzar a restringir el negocio de las mulas que les hacía mucha competencia a las cadenas minoristas dolarizadas en manos del gobierno.
Paralelamente a este surgimiento del nuevo segmento de mulas nacionales nacido al calor de la entrada en vigor de la nueva ley migratoria, crecía la emigración de cubanos a Estados Unidos. Esta vez a través de nuevas rutas de viajes a través de Centroamérica hasta llegar a México y poder cruzar la frontera. Decenas de miles de cubanos aprovecharon la nueva ley migratoria para emigrar por esta vía, esto hizo crecer aún más el ejército de mulas. Incluso a pesar de que el presidente Barack Obama eliminara la política de pies secos, pies mojados unas semanas antes de terminar su segundo mandato en la Casa Blanca, miles de cubanos continuaron y todavía continúan usando esa ruta para emigrar a los Estados Unidos.
El COVID-19 congela el negocio de las mulas
Ante esta realidad con Trump ya en la Casa Blanca los viajes de los cubanos-americanos siguieron en aumento, llegando a alcanzar la cifra de 552,895 viajeros[15] a la isla en 2019. Esta cifra solo en habilitación de pasaporte representa ingresos al gobierno cubano por valor de 248.8 millones de dólares, más del 50% de estos viajeros se hospedaron en hoteles con sus familiares en la isla y rentaron autos a las agencias del gobierno cubano, dejando ingresos de aproximadamente 500 millones de dólares a la economía cubana. Solo en pasajes aéreos los cubanos-americanos desembolsaron unos 221 millones de dólares viajando a la isla en el 2019. Las mulas digitales dejaron ese año en las arcas del estado cubano solo en recargas telefónicas un poco mas de 300 millones de dólares. A esto hay que sumar los impuestos de aeropuerto que en total por los viajeros cubanos-americanos sumaron 13.9 millones de dólares. En pago de aranceles por importación de mercancías los viajeros cubanos americanos pagaron un estimado entre 66.3 y 82.9 millones de dólares. Todos estos rubros totalizaron un estimado entre 1,300 y 1,366.6 millones de dólares. A esto hay que sumar el valor de las remesas en efectivo y las remesas en mercancías. Entre todos sumaron alrededor de los 8 billones de dólares en el 2019.
Para el 2020 las cosas iban a cambiar, pues a comienzo de año entraban en vigor las medidas que limitaban los vuelos regulares[16] y chárter[17] a la isla desde los Estados Unidos, los cuales habían sido limitados solamente a la Habana y en un número restringido, por lo que se esperaba un declive de estos ingresos en comparación con el 2019[18]. Sin embargo, nadie contaba con la aparición de un enemigo invisible que pondría patas arriba a la economía mundial y que iba a impactar fuertemente en la economía cubana: el COVID-19.
Al desatarse la pandemia del COVID-19 a comienzos de año en China, rápidamente tuvo un efecto dominó en Europa y Estados Unidos impactando fuertemente diversos sectores de la economía mundial entre ellos la industria del turismo, Cuba no fue una excepción.
Este escenario paró en seco los vuelos hacia y desde la isla, por lo que el negocio de las mulas quedó totalmente congelado. Sin vuelos, el negocio de las mulas emprendedoras se reduce a cero, es así de simple. Salvo las mulas rehenes y las mulas digitales, la actividad del resto de las clasificaciones ha quedado anulada por el COVID-19.
Sin embargo, la actividad de las mulas rehenes y digitales que son las que se encargan de enviar remesas y hacer recargas telefónicas a través de Internet también ha sido impactada. Cabe señalar que muchas familias en la diáspora cubana en los Estados Unidos han sido golpeadas por el desempleo, por lo que su capacidad financiera para enviar remesas y pagar recargas telefónicas se ha visto considerablemente reducida.
Un reciente estudio[19] mostraba que dos ciudades del Sur de la Florida se encontraban entre las 10 ciudades en Estados Unidos con mayores afectaciones por el desempleo como consecuencia del COVI-19: en el segundo lugar de la lista se encontraba la ciudad de Hialeah y en el cuarto lugar de la lista se encontraba Miami, las cuales son los territorios donde se concentra la mayor parte de la emigración cubana en los Estados Unidos. Hay que destacar además que en los Estados Unidos la tasa de desempleo ha llegado al 20%, lo que representa un poco más de 36 millones de personas sin trabajo[20], sin contar a los indocumentados que se han quedado sin empleo.
Por otra parte, si analizamos las estadísticas de los vuelos de Estados Unidos a Cuba en los primeros cinco meses del año vamos a constatar que la cantidad de vuelos ha declinado en un 51%, en comparación de igual período del año anterior. Entre abril y mayo del 2020 no se han producido vuelos comerciales entre Estados Unidos y Cuba, lo cual contrasta abrumadoramente en comparación con los 2,089 vuelos que se produjeron en igual período del 2019. Los siete vuelos que se han producido en abril y mayo han sido para repatriar a ciudadanos norteamericanos y cubanos-americanos varados en Cuba por el COVID-19. Ver Tabla 1.
Tabla 1. Comparación de la cantidad de vuelos de Estados Unidos a Cuba, enero-mayo, 2019-2020.
Fuente: Havana Consulting Group
Las estadísticas son claras, el impacto ha sido muy fuerte. En los primeros cinco meses del año Cuba ha recibido unos 470 millones de remesas en efectivo menos que en igual período del año anterior, lo cual ha representado una caída de 30.4%.
El valor de las remesas en mercancías en los meses de abril y mayo ha sido nulo al no producirse prácticamente vuelos a la isla. Hay que agregar además que todas las agencias que se dedican a la venta de pasajes, envíos de paquetes y remesas en el sur de la Florida están cerradas por la cuarentena. La única vía disponible para enviar dinero es Western Union. Por otra parte, al no producirse vuelos a la isla, la recaudación de fondos por concepto de los impuestos que se cobran a los pasajeros por el uso de los aeropuertos en la isla es nula, al igual que los ingresos por los trámites consulares debido al cierre de las agencias que se dedican a tramitar este servicio con la embajada cubana en Washington.
Para el mes de junio dos aerolíneas norteamericanas han anunciado la reanudación de la venta de pasajes: American Airlines y SouthWest. Sin embargo, todavía es muy prematuro estimar si se producirán vuelos o no a la isla, dado que Cuba va a mantener sus fronteras cerradas hasta el 30 de junio[21]. Además, en el Sur de la Florida ha habido un aumento de casos de COVID-19 a pesar de que se planifica una apertura gradual para los próximos días.
CONCLUSIONES
COVID-19 está impactando fuertemente en el negocio de las mulas, prácticamente lo ha reducido a cero. Las pérdidas son millonarias tanto para el gobierno cubano, como para las mulas.
En un momento donde le negocio de las mulas se había convertido en uno de los principales sustentos del gobierno cubano y de la población como hemos visto a lo largo de esta investigación, el COVID-19 ha congelado de un golpe la dinámica de este negocio.
El futuro de las mulas es incierto en estos momentos y esta incertidumbre ha dado una estocada profunda a la economía cubana. El gobierno cubano ha creado con el paso de los años un ejército de mulas a expensas de la separación familiar y la pobreza que genera el atraso de su medieval economía. Actualmente alrededor del 70% de las familias que viven en la isla dependen del sustento económico que les envían sus familiares que viven el exterior. De seguir paralizado este negocio por más tiempo las consecuencias podrían ser impredecibles.
COVID-19 ha puesto contra la pared al gobierno cubano. Sobrevivir a costa de lo que representa el jugoso negocio de las mulas parece ser una opción que no va a estar disponible por un buen período de tiempo. Por tanto, el círculo se le va cerrando a la cúpula gobernante en la isla, quedando como una única opción sobre la mesa la liberación total de las fuerzas productivas a través de profundos cambios estructurales, de lo contrario, el colapso total de la economía está al doblar de la esquina.
REFERENCIAS
[1] HCG Business Intelligence Unit. “Cellular telephony continues to grow despite the economic crisis.”. THCG BUSINESS REPORT JUNE 2018 No.3. Havana Consulting Group.
[2] https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/BDL/2012/8950.pdf
[3] Se crea en Panamá, en el año 1990 (18/05/1990) la compañía MARAZUL CELIMAR, S.A. Folio Nº 234439 (S)
[4] Se crea en Panamá, en el año 1978 (27/12/1978) la compañía HANATUR S.A Folio Nº 34085 (S)
[5] Se crea en Panamá, en el año 1988 (17/05/1979) la compañía CORPORACION CIMEX S.A. Folio Nº 39447 (S)
[6] Se crea en Panamá, en el año 1989 (27/07/1989) la compañía HAVANAUTOS S.A. Folio Nº 224870 (S)
[7] Morales, Emilio. “COVID-19 puede hacer declinar las remesas a Cuba entre un 30 y 40% en el 2020”. THCG BUSINESS REPORT ABRIL 2020 No.2. Havana Consulting Group.
[8] HCG Business Intelligence Unit. “Cuban automotive sector: parts sales more attractive than cars sales”. THCG BUSINESS REPORT AUGUST 2017 No.4. Havana Consulting Group.
[9] HCG Business Intelligence Unit. “Cuentapropistas revolutionize beauty salons on the island”. THCG BUSINESS REPORT APRIL 2017 No.2. Havana Consulting Group.
[10] HCG Business Intelligence Unit. “Cellular telephony continues to grow despite the economic crisis.”. THCG BUSINESS REPORT JUNE 2018 No.3. Havana Consulting Group.
[11] HCG Business Intelligence Unit. “Cuban entrepreneurs create long-distance wholesale market”. THCG BUSINESS REPORT FEBRUARY 2017 No.1. Havana Consulting Group.
[12] HCG Business Intelligence Unit. “Thaw and reforms create a middle class and new balance of power in Cuban economy”. THCG BUSINESS REPORT JUNE 2017 No.3. Havana Consulting Group.
[13] HCG Business Intelligence Unit. “New legal norms for self-employment will affect the economy”. THCG BUSINESS REPORT JUNE 2018 No.2. Havana Consulting Group.
[14] HCG Business Intelligence Unit. “Entrepreneurs exported 9 times more capital than that was invested by foreigners in the ZEDM in 2017”. THCG BUSINESS REPORT AUGUST 2018 No.4. Havana Consulting Group.
[15] HCG Business Intelligence Unit. “Industria turística cubana en el peor declive de su historia”. THCG BUSINESS REPORT APRIL 2020 No.2. Havana Consulting Group.
[16] Gámez, Nora. “Estados Unidos suspende vuelos regulares a nueve destinos en Cuba”. Octubre 2019. https://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/america-latina/cuba-es/article236613678.html
[17] 14yMedio, EFE. “Estados Unidos prohíbe los vuelos chárteres a toda Cuba menos a La Habana”. Enero 2020. https://www.14ymedio.com/nacional/Estados_Unidos-vuelos-charters-Cuba-Habana_0_2799919990.html
[18] HCG Business Intelligence Unit. “Restricción de vuelos a Cuba agobian aún más a la economía cubana”. THCG BUSINESS REPORT FEBRUARY 2020 No.1. Havana Consulting Group.
[19] Wallethub. “Las 10 ciudades más afectadas por el desempleo durante la pandemia, según estudio”. Telemundo. Abril 2020. https://www.telemundohouston.com/noticias/eeuu/las-10-ciudades-mas-afectadas-por-el-desempleo-durante-la-pandemia-segun-estudio/2103395/
[20] AP. “EEUU: 36 millones de desempleados durante la pandemia”. Mayo 2020. https://www.elnuevoherald.com/noticias/estados-unidos/article242728456.html
[21] DDC. “El Gobierno cubano extiende el cierre de aeropuertos hasta el 30 de junio, pero lo informa EEUU”. Mayo 2020. https://diariodecuba.com/cuba/1589452149_19686.html